Publicado el 22/03/2021

Los fantasmas del Hotel Edén

Al ingresar al hotel uno se siente atrapado inmediatamente por su magnetismo. Hay allí algo especial entre sus ruinas, en la visión del gran parque que aunque hoy descuidado, nos muestra por doquier los brillos de sus mejores momentos. Aun hoy, las estatuas de los dos feroces leones parecen custodiar la entrada al edificio.

La Falda es una pequeña y apacible villa serrana ubicada a 76 km de la capital cordobesa. Hermosas casonas llenas de flores que descansan bajo frondosas arboledas, tranquila vida de pueblo que se ve alterada en verano por los turistas que buscan unos días de descanso en su agradable clima serrano.

La historia de La Falda, y en general su suerte,  ha estado siempre ligada a la presencia del quizás más emblemático y famoso hotel de nuestro país, el mítico hotel Edén, que le dio impulso al nacimiento de la villa, sustento a la población durante sus años de gloria, y que hoy sigue siendo un imán que atrae  a turistas y curiosos a conocer las historias y misterios que se tejen ante las ruinas hoy en recuperación de este que fuera en sus épocas doradas el más glorioso hotel de la República Argentina, aquel en el que se alojaron las más distinguidas personalidades de aquellos tiempos.

Al ingresar al hotel uno se siente atrapado inmediatamente por su magnetismo. Hay allí algo especial entre sus ruinas, en la visión del gran parque que aunque hoy descuidado, nos muestra por doquier los brillos de sus mejores momentos. Aún hoy, las estatuas de los dos feroces leones parecen custodiar la entrada al edificio, y se ve la fuente, los caminos que continúan adivinándose bajo el frondoso bosque, para acceder finalmente a las escalinatas por las cuales se accedía al edificio principal del lujoso establecimiento.

La historia del Edén es rica en leyendas  y está cargada de fantasmas y misterios que aún siguen sin develarse, y que van desde la presencia de un pequeño che Guevara, hasta las incontables historias de la presencia de nazis en las épocas de la segunda Guerra Mundial, y de la presencia en este lugar del mismísimo Adolf Hitler escapado con Eva Brawn del búnker de Berlín antes de la llegada del ejército ruso, en aquellos días finales de 1945, cuando la terrible aventura de los nazis que tantas desgracias le costará a la humanidad llegaba a su fin. Sin dudas una historia atrapante.

Al día de hoy, año 2015, el hotel Edén está siendo restaurado y puesto en valor, y va recuperando de a poco parte del  brillo y la gloria que supo tener en sus mejores momentos, al ser rescatado del vergonzoso y triste olvido y del deterioro en el que estaba sumido hace algunos años merced a años de desidia y saqueadores que lo habían despojado de todos sus adornos, muebles y lo habían prácticamente destrozado. De a poco, sus salones vuelven a tener vida, las paredes, adornos, puertas y ventanas van tomando color, las habitaciones vuelven a tener vida, y entonces el hotel nos devuelve parte de la imagen que tuvo en los tiempos en los que fue el mejor hotel de nuestro país.

La historia del hotel Edén comienza en el año 1898 como un lugar para tratar la tuberculosis en el aire puro de las sierras, y también como un lugar de descanso de las clases altas y acaudaladas de la argentina conservadora de aquellos años.  El hotel fue levantado en campos de la estancia “La Falda de la Higuera” dedicados a la actividad agrícola ganadera que pertenecían en aquel entonces a Don Roberto Bahlcke, ex oficial del ejército Alemán,  quien lo había comprado un año antes para comenzar allí un negocio hotelero. Para la realización del costoso proyecto, Bahlcke y sus socios tomaron un crédito otorgado por Ernesto Tornquist, uno de los empresarios más ricos de la Argentina de aquellos años. Tan grande y ambicioso era el proyecto, que a fin de garantizar su éxito se extendió hasta este lugar alejado del mundo el ferrocarril de Córdoba a fin de que los futuros huéspedes pudieran llegar sin inconvenientes. Una vez resuelto el tema logístico se comenzó la construcción del hotel.

Junto al nacimiento del hotel, comienza la historia de La Falda, ya que a partir de la construcción del mismo se inicia el loteo de las tierras aledañas que darán nacimiento a la ciudad.

Se cree que la fecha oficial de la apertura del hotel Edén fue el 26 de Diciembre de 1898. Entre sus primeros huéspedes se encontraron los más influyentes personajes de la oligarquía Argentina de aquellos años: Carlos María de Alvear, Luis Huergo, Roberto Ortiz, Martinez de Hoz, Tornquist, Bianchi, Roca, Anchorena, Buge, Blaquier y Peralta Ramos entre otros. Así comenzó la vida del hotel, cuyo funcionamiento en aquellos primeros años era realmente una hazaña, por lo que costaba abastecerlo de las materias necesarias para su funcionamiento, en aquel lugar “salvaje” y tan alejado de la civilización.

Los huéspedes que llegaban al Edén se quedaban por períodos no menor a 30 días, que podían llegar hasta 3 meses. Muchos llegan para tratarse por afecciones respiratorias o tuberculosis, aprovechando el clima seco y el aire puro de las sierras. Pero también el Edén era un lugar de descanso y vacaciones de alta sociedad, que venían a disfrutar de los lujos de un hotel que tenía todos los adelantos técnicos de aquellas épocas: Un lujoso salón de Fiestas (Salón Imperial) con orquesta en vivo, salón comedor para 250 comensales, sala de juegos, 100 habitaciones de 2 o 3 ambientes, luz eléctrica generada con una usina propia, cámara frigorífica, 2 cocinas, producción propia de los alimentos que se consumían, cancha de tenis, bochas, hermosos jardines con fuente, agradables espacios públicos donde se hacían las reuniones sociales, calefacción central, caballerizas, servicio de lavandería, una importante cava subterránea con más de 10000 vinos traídos especialmente desde Francia e Italia, entre otras cosas.

Pero, para funcionar correctamente el hotel contaba con no menos de 250 empleados, y los costos fijos mensuales que implican el mantenimiento de todos estos servicios hicieron que a poco de comenzar a funcionar el hotel tuviera ciertos problemas financieros, ya que su operatoria no dejaba ganancias, y apenas alcanzaba para cubrir los costos fijos. Así, entre 1903 y 1905, los socios del hotel se van retirando de la sociedad, que queda en 1905  en manos de Ernesto Tornquist, quien a su vez vuelve a vender el hotel a una de sus anteriores socias, María Kreautner, quien se hará cargo del mismo dando inicio a una de las épocas más prósperas del hotel. Su éxito se basó en promocionar y dar a conocer el Edén en Buenos Aires y en las principales ciudades de Europa, lo que le dio un impulso inesperado.

En 1912, ya vieja y cansada, María decide vender el hotel a dos hermanos Alemanes, Walter y Bruno Eichhorn, dando comienzo así a la época de oro del hotel Edén, sus momentos más gloriosos, una época de esplendor rica en historias, leyendas y anécdotas que marcarían por siempre la historia del lugar.

Walter Eichhorn conocería a su esposa, Ida Bonfert en el barco que los traía de Europa a América. Con ellos, llegaron Bruno (Hermano de Walter) y su mujer. Los cuatro se afincaron en las inmediaciones del hotel y manejaron en forma conjunta el negocio.

A partir de 1914, los hermanos Heichhorn comenzaron una época de modificaciones, reformas y ampliaciones del hotel para modernizarlo según los estándares de los nuevos tiempos. En Europa comenzaba la Primera Guerra Mundial, y las clases acaudaladas, no pudiendo viajar al viejo continente, no tenían otra opción que vacacionar dentro del país. Y una vez más, el hotel Edén era el lugar más renombrado y afamado de aquellos tiempos. Al buen funcionamiento del hotel que dejaba ganancias extraordinarias, los hermanos Eichhorn sumaron el negocio inmobiliario y comenzaron a lotear los terrenos de la estancia. Este loteo daría origen a la ciudad de La Falda.

Terminó la Primera Guerra Mundial con la derrota de Alemania. Europa está destruida y en crisis, por lo que el Edén sigue siendo un lugar frecuentados tanto por los millonarios locales como por millonarios europeos que escapaban de la devastación. En el año 1924, en uno de sus viajes a Europa, Walter y su esposa Ida Bonfert conocen a Adolf Hitler en un bar de Berlín y quedan impresionados. Entablarían con él una profunda amistad que duraría hasta el final del Reich.  Sobre 1930, surge en Alemania el nacional socialismo, más conocido como el partido Nazi de la mano de Adolf Hitler. Y Walter y Bruno eran decididamente nazis, al punto de colaborar con importantes sumas de dinero para el Partido Nacional Socialista y difundir la ideología entre los huéspedes y lugareños. Por eso  eran muy frecuentes en el Edén los saludos con la mano extendida, las banderas del partido Nazi y los retratos de Hitler entre otras cosas. Luego de colaborar con una suma de 30000 marcos para el partido, reciben el agradecimiento del Führer:   "Queridos señor y señora Eichhorn, gracias por sus felicitaciones por mi elección como Canciller. En este momento histórico, aprovecho para agradecerles su actuación en todos estos años en el movimiento. Los viejos amigos son los responsables como yo de esta victoria".

La invasión a Polonia en el año 1939 marca el inicio de la Segunda Guerra Mundial. Una de las peores tragedias que la humanidad ha vivido. La “guerra relámpago de Hitler” hace que los triunfos de los Nazis se extiendan por toda Europa. Por medio de una potente antena instalada en el hotel, se captaban las radios alemanas que transmitían en vivo las noticias de las aplastantes victorias alemanas. Cada victoria era festejada en los salones del hotel, donde se transmitían por altoparlante los discursos de Hitler y se brindaba bajo un enorme retrato del Führer que presidía el Salón Imperial. Era la época en la que los Eichhorn organizaban fiestas para recaudar fondos para la causa Nazi, que enviaban a Alemania en apoyo de los Nazis. Ex empleados del hotel recordaban  que en aquellos tiempos los utensilios de la cocina y parte de la vajilla estaban grabados con la cruz esvástica

Ernesto Guevara Linch, padre del “Che” Guevara, relata en su libro “Mi Hijo el Che” que en el hotel funcionaba una antena por la que se transmitían mensajes a Alemania. Fue la época en la que los Guevara, como parte de la alta sociedad Argentina y de los problemas de asma de “Ernestito” se alojaron también en el hotel Eden.

Es en estos años que el hotel llegaría a su apogeo, e incorporaría muchas mejoras y adelantos para mantenerse en los primeros planos:  El hotel amplió el número de habitaciones construyendo además un anexo, se hizo otro bar (el Chino), un salón de fiestas, pista de patinaje, un campo de Golf de 8 hoyos, una piscina, cabinas telefónicas, imprenta, taller mecánico y ampliación de la cocina. Se incorporó una caballeriza con más de sesenta caballos, un coto para cazar zorros y una flota de automóviles Ford T para trasladar a los pasajeros del hotel. Fueron aquellos años en los que el Edén recibió a importantes personalidades a nivel no sólo local, sino mundial: El poeta Rubén Darío, el Músico Arturo Toscanini, el científico Albert Einstein, el Duque de Saboya y Eduardo Windsor, príncipe de Gales por aquellos años.

En Abril de 1945  la Segunda Guerra Mundial llegaba a su fin con la aplastante derrota del Führer en todos los frentes. Las tropas Aliadas por un lado, y las rusas por el otro tomaban la ciudad de Berlín, último bastión de los Nazis. La situación era desesperada, la ciudad estaba destruida y era defendida por niños de menos de 15 años y viejos como un recurso desesperado ante la irreversible situación. En el búnker debajo de la cancillería Hitler y parte de su plana mayor resistían sin esperanza el inevitable final. La historia oficial cuenta que Hitler y Eva Brown se suicidaron el 30 de abril de 1945 en el Bunker. Sin embargo muchos dudaron de la veracidad de esta historia, y creen que Hitler y su esposa, al igual que muchos otros Nazis que lograron escapar de los aliados se refugiaron en Sudamérica, principalmente en la República Argentina. Y desde ya, muchos, incluso informes del FBI, creían que Hitler estaba escondido en el hotel Edén. Realidad o sugestión, mucha gente relataba en aquellos años haber visto al Führer asomarse por las ventanas del hotel. Incluso, una ex empleada del hotel de aquellos años, Catalina Damero,  relató que después de la guerra, Adolf Hitler estaba alojado en el hotel en una habitación que Ida le había reservado especialmente y que ella le llevaba la comida. No eran pocas en La Falda las personas que decían haber visto caminando al Führer en la zona.

El sueño del Nacional Socialismo llegaba a su fin, y con él también el fin de las épocas de gloria del hotel Edén. A partir de aquí el hotel comenzó su lenta decadencia que lo llevaría a desaparecer. Unos meses antes de la finalización del conflicto La Falda pasaría a ser un lugar de refugio para los nazis que huían de los aliados.   Terminada la guerra, un grupo de antinazis  derrumbó el águila, símbolo del nazismo, que coronaba el capitel del edificio. Si bien el hotel no fue incautado como otros bienes alemanes, pero fue contratado por el estado Argentino para alojar a delegaciones y autoridades tanto alemanas como japonesas en calidad de prisioneros de guerra. Más tarde llegaron al hotel en calidad de “detenidos” parte de la tripulación del acorazado Graff Spee, hundido en el año 1939 en las costas del Río de la Plata, frente al puerto de Montevideo. En el año 1947, los hermanos Eichhorn ponen a la venta  el hotel Edén y desaparecieron de la vida pública de la Falda.

En 1948, el hotel es comprado por una nueva sociedad, Las tres K. Sin embargo, la administración del hotel estaba lejos del sello que le había impreso los hermanos Heichhorn. Las grandes deudas contraídas hacen que el hotel se remate en judicialmente en 1953, y que sea adquirido por una nueva firma, CIFA SRL.  Los años posteriores a la finalización de la segunda Guerra Mundial fueron años de grandes cambios que terminaron de sellar la suerte del hotel. Por un lado, con la paz en Europa los ricos vuelven a vacacionar en el viejo continente. Los avances científicos crean antibióticos y medicamentos para tratar la tuberculosis y las afecciones respiratorias, por lo que ya no es necesarios pasar grandes periodos de tiempo en las sierras para curar este tipo de enfermedades. Y ya sobre fines de los años 50, con el advenimiento del turismo social se crean en todo el país, pero sobre todo en Córdoba gran cantidad de hoteles sindicales que transforman la provincia en un sitio de turismo masivo, y lugares como el Edén pierden ese halo de sitio privilegiado que solo era accesible para las Elites. Las clases altas no quieren codearse con la gente común. Estos acontecimientos sellarían para siempre la suerte del hotel.

En 1961 muere Walter Eichhorn. Su esposa Ida muere en 1964. Ambos mueren en La Falda, donde una calle lleva su nombre. Sus tumbas  se encuentran en el cementerio de Valle Grande, a unos pocos kilómetros de La Falda.

Así es como el viejo hotel termina abandonado en el año 1965. Atrás quedarían para siempre los brillos y luces de las épocas de gloria de este emblemático edificio. Sin ningún tipo de control ni cuidado, el hotel queda a merced de los saqueadores que durante años lo sometieron sistemáticamente al pillaje, sustrayendo todos los muebles, equipos, mampostería, pisos, marcos, manijas y elementos que puedan tener algún tipo de valor. Lentamente el Edén comienza a quedar en una lamentable ruina solo habitada por fantasmas. En 1998, la municipalidad de la Falda lo compra con la idea de reacondicionarlo, y en el año 2005 se da la concesión a una empresa para su restauración y puesta en valor. A partir de ahí, lentamente, el coloso vuelve a levantarse una vez más, recuperando parte de aquel lujo y esplendor de sus años de gloria. Lentamente se recuperan salones, habitaciones, patios y también la fachada del edificio, que es visitado por miles de personas interesadas en conocer parte de esta increíble historia.


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